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Mejor aislar entre rastreles de madera
Hay viviendas que, sobre el suelo de hormigón, tienen una superficie de madera, sustentada sobre rastreles separados entre ellos por entre tres y cinco centímetros de distancia. Es en ese espacio donde puede insuflarse el aislamiento con grafito o con perlas de poliestireno; esto permitirá un mejor aprovechamiento térmico y un aislamiento mayor respecto a los ruidos del exterior.
Bajo una capa de material sintético (está hecho de resinas de melanina) que da a la superficie, el suelo laminado suele tener una serie de capas de materiales derivados de la madera. El laminado de alta presión empezó a usarse en la década de los setenta, gracias a la iniciativa de la empresa Perstop, de Suecia, pionera en este campo.
Poco tienen que ver entre sí el suelo laminado y la tarima flotante, también conocida como parqué flotante. La tarima se pone encima del suelo base, sin que llegue a adherirse. Por su parte, el parqué encolado necesita que todas las tablas se peguen al suelo, de ahí que su instalación sea más compleja; eso sí, el parqué encolado es propenso a sufrir más humedades, aunque, como punto positivo, impide que se produzca un ruido a hueco cuando se pisa la tarima flotante.
No podemos olvidarnos tampoco del suelo de tarima clásico, también conocido como entarimado; este suelo es de madera maciza y se clava en unos rastreles de madera. Su construcción y su instalación suelen ser procesos un tanto costosos; fue en el siglo dieciséis cuando su uso se volvió algo más popular, aunque siempre estuvo vinculado a la nobleza, la burguesía y la clase alta.
Para instalar un entarimado se necesita pegar con cemento o adhesivos a la solería los rastreles, que servirán de base para clavar la propia tarima. Lo normal es que este material venga machihembrado en todos los casos hoy en día. Hay que acuchillar y barnizar los rastreles, ya que los trabajos de carpintería suelen ser habituales, también en el cambio de piezas.
Acerca del aislamiento insuflado debajo de un suelo de tarima con EPS Grafito
Ante los suelos de tarima clásica más antiguos, el asilamiento insuflado se convierte en una respuesta idónea para combatir las corrientes de aire insano que pueden originarse en la oquedad entre el entarimado y el suelo de hormigón. La celulosa, la lana mineral, la lana de roca, el corcho granulado, la fibra de madera o las perlas de poliestireno con grafito son algunos materiales que permiten implementar este aislamiento.
El insuflado puede beneficiarse de los tres, cuatro o cinco centímetros de hueco que habrán quedado de elevar el suelo primigenio de hormigón por medio de los rastreles. No obstante, no podemos olvidarnos de que las perlas de poliestireno EPS con grafito son el material más óptimo para completar el aislamiento insuflado. Es similar al insuflado que se hace en cámaras de aire. Se trata además de un aislamiento acústico.
Por su parte, con el Neopor utilizado como material es posible lograr resultados de aislamiento muy mejorados; se parte del estireno polimerizado, que va expandiéndose gracias al agua vapor de agua hasta multiplicar por cincuenta su volumen. El Neopor son perlas negras muy pequeñas de granulado de poliestireno, las cuales cuentan con agentes expansivos.
El aislamiento insuflado de Neopor permite aislar la vivienda o el espacio del ruido y las temperaturas del exterior, ya que el suelo de tarima se encarga de frenarlas; para ello, se inyectan las perlas de granulado de poliestireno y se reparte el material por la cámara, lo que evita que se pierda energía y aumenta la eficiencia térmica. El ahorro energético que aporta el aislamiento térmico puede estar incluso por encima del cincuenta por ciento.