Aprovechar una gran cámara de aire para reducir las pérdidas de energía
La bóveda catalana es capaz de crear en su interior una gran cámara de aire que, por lo general, no posee material de aislamiento. En los espacios con volta catalana es posible mejorar las condiciones del clima por medio de la inyección de material insuflado. Y es que hablamos de una clase de construcción que antaño solía usarse para cubrir con una luz el techo de las masías de Cataluña; a partir del siglo XIX, se empezaron a emplear en las fábricas.
El aislamiento insuflado se lleva a cabo mediante la inyección de aislamiento a granel en las cámaras de aire vacías de la volta catalana; el material aislante se distribuye por la cámara, de manera que se consigue un aislamiento despojado de puentes térmicos. Así se impide que el aire circule libremente y que el frio o el calor entren en la vivienda; por consiguiente, se reducen las pérdidas de energía. La lana de roca, la lana mineral, la celulosa, la fibra de madera o las perlas de poliestireno con grafito (EPS) son algunos de los materiales usados en el insuflado.
Sobre la volta catalana
Se trata de un tipo de construcción que nació en Roma pero que se usa sobre todo en Cataluña. Se basa en utilizar una bóveda de ladrillos para cubrir un espacio por la parte plana y no por los lados gruesos. Su uso se hizo popular a causa de que dejaba construir con velocidad y sin cimbra (la estructura que aguanta un arco o bóveda de manera provisional en plena fase de construcción) cuando el recinto que debía cubrirse no era muy ancho y los albañiles carecían de la pericia requerida.
Por lo general, se construía con una cimbra delgada que se movía; también se construía sin cimbra, ya que el veloz fraguado del yeso dejaba colocar los ladrillos juntos para que se soportaran entre ellos. De este modo no era necesario usar una cimbra ni una bóveda provisional. La volta catalán es una clase de bóveda tabicada.
Grandes construcciones de artistas tan geniales como Antoni Gaudí o Rafael Guastavino apostaron por la bóveda catalana, que además se utilizó en muchas aplicaciones de la primera mitad del siglo XX; a partir de ahí momento empezó a ser sustituida por nuevos métodos de construcción y por materiales más modernos, como el hormigón y el acero. Hoy día, esta técnica está ganándose el interés de la arquitectura contemporánea, pues es altamente eficiente desde una perspectiva estructural; además usa materiales de origen natural y no necesita cimbra. La flexibilidad geométrica del mecanismo de construcción favorece un potencial mayor en las estructuras de la bóveda.
La bóveda catalana está bebe de la bóveda común de ladrillo de tiempos romanos, aunque los ladrillos ahora no se colocan verticalmente como antaño, sino que se usan planos que suelen ser de tres capas. Por medio del montaje de diferentes capas de ladrillos y del empleo de mortero de yeso rápido, la primera capa puede alzarse sin requerir una estructura de revestimiento.