Reducción del consumo de energía del hogar en un veinticinco por ciento sin obras
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, cada hogar de nuestro país gasta al año casi mil euros en energía, de los que casi la mitad corresponde al consumo de calefacción. Para colmo, esta inversión viene impulsada por los fallos de eficiencia energética de la casa, es decir, por permitir que se escape el calor a través de tejados, fachadas, suelos, ventanas, puertas o cubiertas.
Es por eso por lo que es tan importante optar por el aislamiento insuflado, que puede lograr una reducción del consumo de energía de hasta el veinticinco por ciento. Los espacios de la casa por los que más energía se escapa son los siguientes: puentes térmicos 5%, suelos 7 %, renovación de aire 10%, ventanas 13%, muros exteriores 30% y tejado 35 %. Y es que es posible ahorrar hasta un cincuenta por ciento de energía en verano e invierno si se aísla adecuadamente.
Ahorro energético en facturas de luz y gas
El aislamiento térmico en la fachada ayudará a manejar mejor las pérdidas de calor, por lo que en invierno se evitará el efecto de tener paredes frías; en el estío descenderá la entrada de calor a la vivienda. Esto supondrá que haya menos necesidad de enfrías o caldear el interior de la casa, por lo que el ahorro energético será palpable. Otras ventajas del aislamiento térmico pueden ser las siguientes:
Un buen aislamiento protegerá de la acción del fuego y de la humedad.
Comodidad acústica: por medio del aislamiento se conseguirá absorción acústica, por lo que descenderán el ruido aéreo y estructural.
Un buen aislamiento protegerá del frío y el calor.
Comodidad térmica: por medio del aislamiento térmico se obtendrá un confort muy alto en el interior del hogar, ya que habrá menor demanda de sistemas de calefacción y climatización, de ahí que el ambiente interior acabe siendo más cómodo y sano.
Aislamiento de la fachada
Por las fachadas y muros exteriores se acaba perdiendo el treinta por ciento de la energía que se usa; de esto se deduce que es importante aislar las partes de la vivienda que den al exterior, así como los espacios no calefactados, ya sean aparcamientos, cubiertas, locales o tejados no habitables. Seleccionar el espesor de aislamiento más idóneo es vital; no hay que olvidar que habrá mejor coeficiente de aislamiento térmico si el espesor es mayor.
También será aconsejable elegir materiales aislantes naturales que aporten buenas prestaciones térmicas y acústicas; también será positivo rodearse de materiales aislantes con una baja conductividad térmica baja, con una alta resistencia al flujo de aire, con una alta resistencia térmica y con un alto calor específico (así habrá un alto desfasaje térmico).
El aislamiento insuflado será el mejor método para aislar edificios con fachada de doble hoja o con fachada con cámara. Bastará con inyectar aislamiento a granel en las cámaras de aire vacías, de manera que se distribuirá el material aislante y se aislará sin puentes térmicos; así se impedirá que el aire circule libremente y que el aire y el calor salgan con facilidad de la vivienda, lo que propiciará una mayor eficiencia energética. La lana de roca, la lana mineral, la fibra de madera, la celulosa o las perlas de poliestireno con grafito (EPS) son materiales idóneas para el insuflado.
Ahorrar en toda la vida útil de la vivienda
El aislamiento insuflado aporta grandes ventajas, las cuales se alargarán en el tiempo de manera considerable. Los aislamientos térmicos insuflados arrojan óptimas prestaciones desde el principio de su instalación y quedan inalterables para siempre; no hay que olvidar que son aislamientos que duran toda la vida.