Protección frente al fuego
La celulosa está formada en un 92% por papel de periódico que ha sido reciclado. Es el papel de los excedentes de tiradas de periódicos el que se tritura para dar lugar al origen del proceso de obtención de la celulosa; después de triturarse el papel, tiene que cortarse y desfibrarse, dando lugar a finas tiras de papel que van mezclándose con sales bóricas y demás agregados. El resultado es un material fungicida, ignífugo e insecticida.
Existe la falsa leyenda de que la celulosa, al estar fabricada en papel reciclado, es un aislante peligroso para las situaciones de incendio; nada más lejos de la realidad, ya que las sales de boro que se le añaden a la celulosa configuran un material aislante con gran capacidad para evitar la propagación del fuego. Se trata de un material que soporta temperaturas de hasta mil quinientos grados y que ni siquiera origina gases tóxicos. Por tanto, como aclaración, hay que reivindicar que la celulosa es un aislamiento que no genera humos ni gotas inflamables, y que además no arde.
No obstante, hay que comentar que la celulosa, en espesores por debajo de los cien milímetros, posee una clasificación respecto al fuego de Euro clase E, es decir, que únicamente resiste un breve ataque de las llamas. Es en espesores de cien milímetros o más cuando su clasificación al fuego es de B-s2, d0, por lo que puede soportar un ataque prolongado de llamas, no aparecen gotas y existe poca opacidad e humos (esto supone un comportamiento extraordinario frente al fuego y los incendios).
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Clasificación de la celulosa al fuego
La normativa
Hay una serie de normas, europeas y nacionales, para saber cómo se clasifica un material ante la acción del fuego. En Europa: UNE-EN 13501-1:2002. En las naciones como España: Código Técnico de Edificación (CTE), el cual fija las exigencias que han de cumplir los edificios en referencia a la seguridad y la habitabilidad acordadas por la Ley 38/1999 de Ordenación de la Edificación; se aglutinan las normas reguladoras de construcción de edificios en nuestro país desde 2006. El CTE acuerda su apartado SI6 los requisitos que ha de cumplir la estructura de un edificio para hacer frente al fuego.
La UNE –EN 13501-1:2002 apuesta por la Euroclase para evaluar los revestimientos de paredes y techos. Se mueve por tres parámetros: una primera letra (A1, A2, B, C, D, E y F) que explica la reacción al fuego del material (valora la inflamabilidad, la expansión de las llamas y la rapidez de cesión de calor); un segundo parámetro que indica el grado de opacidad de humos (s1, s2 y s3); un tercer indicador acerca de la naturaleza de las partículas y gotas desprendidas (d0, d1 y d2).
La celulosa en espesores de cien milímetros o más: bs2d0
La celulosa, en espesores de 100 mm o más, posee una clasificación al fuego de B-s2, d0, por lo que es una idónea reacción ante fuego. Yendo más allá, podemos abordar lo siguiente:
Letra d0: Sin gotas en diez minutos.
Letra B: Resistencia a un ataque prolongado de llamas pequeñas, así como de un objeto individual, ardiendo los dos con limitación de la propagación de llama.
Letra S2: Ligera opacidad
La celulosa en espesores por debajo de cien milímetros
La celulosa, en espesores de menos de 100 mm, posee una clasificación frente al fuego de Euro clase E, lo cual quiere decir que se trata de un material resistente al ataque breve de pequeñas llamas con limitación de la propagación de llama.
En función del Código Técnico de Edificación (CTE)
El Código Técnico de Edificación, traduce las Euroclases como clases, fijando así las siguientes: M0, M1, M2, M3 y M4; todas ellas señalan la magnitud relativa con la que los materiales pueden ayudar a propagar un incendio. el significado de las clases es el que se muestra a continuación:
M 4: material con grado de inflamabilidad alta
M 3: material con grado de inflamabilidad media (madera)
M 2: material con grado de inflamabilidad baja (madera)
M 1: material combustible pero no inflamable; su combustión no se mantiene al desaparecer la aportación de calor desde un foco exterior. (PVC, fórmica, lana de vidrio, DM, barniz ignífugo, etc.)
M 0: material no combustible ante la acción térmica normalizada del ensayo (vidrio, yesos, materiales pétreos y cerámicos, metales, lana de roca, etc.)
Cómo instalar la celulosa
La celulosa se comporta bien frente al fuego. También es un óptimo aislamiento frente al calor, es muy eficaz frente al frío, corrige bien los ruidos y es buen aislante acústico, acaba con las humedades por condensación y regula bien la propia humedad. El proyectado, el insuflado y el soplado son las técnicas más propicias para su perfecto instalación. Hay que destacar que su colocación apenas necesita de obras.
Y es que la celulosa puede instalarse en contacto con cables eléctricos sin requerir de protección, pues incluso, si hay cortocircuito con llamas, el fuego no se expandirá. Tiene ensayos de eficiencia frente al fuego de hasta EF 90 min. al instalarse en soluciones constructivas de placas de yeso, laminado (fermacell, pladur, knauf, placo); en estos casos también cumple los requisitos de CTE y el documento básico del SI (Seguridad en caso de Incendio).
Para instalar la celulosa como es debido, tiene que debe protegerse de fuentes de alta temperatura de distintos orígenes (tubos de evacuación de humos, focos halógenos o tuberías conductoras de agua caliente calefacción). Esas zonas tendrán que protegerse con materiales incombustibles como la lana de roca o la lana mineral; tras esta protección, podrá instalarse sin problemas.