La casualidad está detrás del origen de la espuma de poliuretano, igual que le ocurre a muchos inventos del siglo veinte. Fue allá por 1937 cuando el doctor Otto Bayer dio con la tecla después de que apareciera el nylon y anduviera intentando sintetizar fibras para el mercado textil; Bayer quería hallar además una nueva vía de producción de plásticos, más sencilla y sin tanto subproducto, pero los resultados acabaron siendo distintos: lo que obtuvo fue una espuma con poros derivados de la formación del dióxido de carbono como subproducto.
Una vez que el material ya había sido descubierto, luego vino la lucha por encontrarle aplicaciones y utilidades; pronto el aislamiento térmico y acústico fue uno de sus destinos, además de usarse para suelas de zapatos, para prótesis o para construir barcos y aviones.
A mitad de los cincuenta del pasado siglo, esta espuma es fue industrializando y comercializando; ya en los sesenta se confirmó como un buen aislante, ya que sus características como aislamiento empezaron a primar. La fabricación de bloques de espuma rígida dio el espaldarazo definitivo a la expansión de los paneles termoaislantes para viviendas de espuma de poliuretano.
No hay que obviar que este material aislante térmico es del todo efectivo para lograr una mayor eficiencia energética y para ahorrar en la factura de la luz. La espuma de poliuretano se emplea de diferentes modos, ya sea mediante proyección directa en la zona que se va a aislar o ya sea usando planchas o penales prefabricados. En función de la aplicación que se le vaya a dar, los requisitos serán unos u otros.
Por ejemplo, si se van a instalar paneles de poliuretano, habrá que limpiar previamente la superficie sí o sí; en el caso de que vaya a proyectarse la espuma de poliuretano sobre el lugar que va a aislarse, habrá que tener en cuenta que no debe recubrirse la zona por completo, ya que este material podrá duplicar o quintuplicar su tamaño; cuando se seque el material, podrá cortarse lo sobrante con un cúter.
Ventajas del aislamiento con espuma de poliuretano
- Se trata de un material aislante térmico y acústico que posee unas propiedades que lo hacen ser una opción idónea para el aislamiento térmico general del edificio. Entre sus ventajas podemos destacar las siguientes:
- Material hidrófugo e ignífugo. Protege del fuego e impide que la humedad pase al interior de la vivienda, de ahí que se utilice en las zonas exteriores de la vivienda.
- Si se usa en forma de paneles, estos son manejables y se cortan con facilidad.
- Pueden pintarse y pegarse sin necesidad de tratar el aislante.
- Se puede utilizar en zonas de difícil geometría. La espuma de poliuretano se acopla a todo tipo de superficies.
- Prolonga la vida del edificio y favorece el ahorro de energía. La instalación de cualquier aislamiento térmico logra que las viviendas ganen en eficiencia energética, por lo que se pagará menos en la factura de la luz.
- Al ser una espuma, se trata de un material ligero, con poco peso y recomendado para el uso como aislante térmico en tejados.
- Fácil instalación. La espuma de poliuretano se instala de forma sencilla y rauda.
- Buen comportamiento térmico soportando una variación amplia de temperaturas. Máxima capacidad de aislamiento con muy poco grosor. Un aislante uno o dos centímetros puede equipararse a una pared de piedra con espesor de medio metro.
El aislamiento térmico a través de uno de los materiales aislantes que hay en el mercado es una alternativa para mejorar la comodidad dentro de la vivienda. Existe un amplio catálogo de sistemas y materiales aislantes, por lo que será importante buscar el mejor asesoramiento técnico para no equivocarse nunca. Ganar en confort y ahorrar en luz son soluciones siempre muy bienvenidas.